Volverás, lo sé,
como el viento en el otoño,
como el oro de la luz sobre el mar
una mañana de sol invencible.
No sé cuándo ni cómo,
no sé si joven o vieja
pero el tiempo no importa
porque se puede amar sin tiempo,
tampoco importa el lugar
porque se puede amar sin espacio.
Volverás, tal vez, a caballo de una golondrina
o quizás en el útero invisible de una sombra,
no importa si tu cuerpo se haya vuelto
mitad flor, mitad nube
o si tan sólo es carámbano de hielo azul.
Tal vez te encuentre delgada como un tallo de rosa
o sin huesos como la pulpa de una naranja.
Nada importa, sólo tu vuelta, tu regreso
y que al volver a sentirte
ningún olvido pueda jamás separarme de ti.
Volverás, lo sé, vencedora de distancias,
redentora de mis insomnios,
para continuar nuestra historia de marinos errantes
sobre ese océano inacabable
que es el amor más allá de la muerte.
Volverás y tu alma me hallará caído, sin aliento,
con los ojos cerrados, en la soledad del postrero silencio
y por fin, seré libre de la terrible cadena
que me ata a esta vida sin ti.