Regresaron para quitarme
la tranquilidad y mi espacio
adiós las tardes serenas
dormitando bajo el mango.
Ya casi no puedo dar
mis paseos por el patio
comer en paz un guayabo
o aniquilar los insectos
que se esconden por todos lados.
Ando sigiloso, atemorizado
no se en que hueco meterme
y me camuflo para no ser hallado.
Han vuelto las crías
de los llamados humanos
la especie mas dañina
que Dios haya creado.
Los adultos ya me vieron
creo que son tres hembras...
no han buscado hacerme daño.
Solo me observan de lejos
nos miramos con recelo,
ellas con desconfianza…
yo temblando de miedo.
Deseo encontrar pronto
el lugar mas adecuado
donde halle asilo, amparo
para poder continuar
con mi vida de lagarto.
Y que estos niños traviesos
que han regresado a la escuela
no descubran mi guarida,
porque si ello ocurre,
como mínimo perderé la cola
como el año pasado
cuando me atraparon
y con tal de huir…
se la dejé en las manos.