A veces me doy cuenta.
No se busca y sin embargo se encuentra
que ya, no se busca nada.
A veces me doy cuenta.
El espejo, dibuja mí rostro en la mañana,
atisbando la rara desgana.
Lo prometió, no se albergaría en mí casa;
pero sin casa, no existe forma, el espacio
y sin espacio para refugiarla se aloja toda
prieta, muy alborotada, mala, como quieta
en un rincón del tamaño sólo de una mano
que en este día se ha cansado de albergarla.
A veces me doy cuenta
de los pedazos de todo, partes de nada
rodeándome la estancia.
A veces me doy cuenta.
Este suicidio raro sobre la cama alineado
con estampas arrugadas.
Están mal tiradas, y voy veloz a la ventana
pidiéndole al agua de lluvia rala el bautismo
para la oscuridad que tantas veces me baña;
que me arrolle ahora, la noche sin mañanas,
que mate ya, este querer lleno de nostalgias;
que reniego de buscar la meta entre la nada.
A veces me doy cuenta.
Cuanto regalé la nobleza mas allá de lo posible
en una batalla sin nombre.
A veces me doy cuenta.
que nunca hubo nadie en mis albores, cuando
intentaba no extraviarme.
(Eloisa)