Mis osadías
son un puñado de preguntas
que juegan impacientes
en el tablero de la soledad
aún sigue viva
amenazando mi olvido
cifrando el despertar de mi libertad
que no conoce gloria
ni profundidad del viento
¿ en que limite juega la necesidad?
revelo que
en el fondo de un pasado
que regreso y aniquilo por las mañanas
me siento enferma
de las voces que no cesan
soy el desequilibrio más destemplado
entre las palmas de la muchedumbre
y mis pies palpitantes de fiebre
así
me enfrento al desvarío
de atar vínculos a tus sentidos
que no provocan más
que dejarme helada
frente a un desconocido abismo.