Ansiosa la rosa,
por mostrar su primor,
buscó en otro mundo,
motivos para lucir,
abrió sus pétalos la rosa,
y en fuga sincera,
cuando rondaba la luna,
se alejó del rosedal,
supo de un clavel,
y se volvió loca de amor,
conoció un tierno alhelí,
y pronto le dijo si,
corrió desesperada
tras el perfume del ceibo,
y a punto de conocerlo,
perdió la razón,
mas no sabía la rosa,
que existía el jazmín,
ese loco andariego,
artesano del amor,
arqueo sus pétalos el jazmín,
y con sabia galantería,
destilando su perfume,
la embriago de amor,
y se entregó la rosa
al encanto del jazmín,
fue una noche azul,
para un blanco retoño.
Víctor Bustos Solavagione