Donaciano Bueno

El mundo, nuestro mundo

Este mundo,

este carro destartalado y mustio,

con llantas plagadas de verrugas,

padece de psoriasis,

está enfermo.

 

Nosotros,

los humanos,

listos,

autoproclamados listos

pero irresponsables,

y aún más, insolidarios,

cada uno tirando hacia donde le viene en gana;

inmensamente influenciables,

siempre a la búsqueda de la verdad,

de nuestra única y exclusiva verdad,

la única,

la nuestra,

nuestra certeza absoluta.

 

Queremos cambiarlo,

a nuestra manera,

según nuestros propios intereses,

y se nos hunde.

Y poco a poco,

las esperanzas,

las pocas que nos quedan,

se van por el desagüe del inodoro.

 

Los buenos,

los malos,

los blancos y los negros,

los ricos y los pobres,

los ricos que desprecian a los pobres,

los pobres que odian a los ricos,

los bendecidos o no,

los que alardean de corazón y los que no lo tienen,

los que saben,

y los que dicen saber y que no saben

(imprescindible incluir aquí a toda la caterva de predicadores),

que presumen de vivos y están muertos,

los que se ofrecen,

los anti-todo,

los que piensan

o los que se fuman un puro.

 

Cada uno

con su propia letanía,

como el más listo,

imprescindible y/o predestinado,

el más inseguro,

seguro.

 

Y mientras tanto, el enfermo se muere,

sin despedirse,

se muere,

irremediablemente

se muere,

de verguenza.

 

©donaciano bueno