Febriles besos que robados
abrasan la razón sentida,
atrofiando la concebida
sensación, pero acentuados
los labios...trémulos, silentes,
cárdeno color denotan,
lócuras vanas que azotan
el origen de sus simientes.
Consolidado está el beso,
-la razón es evidente-
es la pasión incipiente
salpicada de embeleso.
Eran febriles ciertamente
aquellos besos...¡lo confieso!.
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN, MEXICO, Jun.29/15