Una mujer altiva está mirando
y me mira cayendo de tristeza
sobre los rotos húmeros del hueso;
y caen sus miradas en las mías
hasta romperme tanto el corazón!
Un niño está llorando y no de llanto,
llora de padre y madre, de su espíritu;
llora y sangra venganzas de su ayer.
¡Pobre niño! que siempre sollozaba
al caer el crepúsculo muriente
sobre los dos orantes de sus ópalos
falsos, ¿Seguro se hizo en ilusiones?
Yo le recuerdo cerca de la aurora
robando ases de luz para su alma.
Hay un Matusalén que está muriendo
y no de años ni de vejez, él muere
de vida, muere del amigo antiguo
que partió con la noche trasquilada,
muere porque quiere ahora morir,
antes que muera en trajinada vida!
Hay un hombre que está llorando tiempo
recogido en su gesto, ese soy yo!
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David John Morales Arriola