Vestida de otoño, besada de luna,
te acercas temblando de amor a mis brazos;
sonríe en tus ojos un fulgor de estrellas,
y un beso escondido te alumbra los labios.
Tu perfume a gloria me hipnotiza el alma,
se me quema el pecho, al tocar tus manos;
en cada intersticio de tu piel dorada,
las rutas del cielo recorro despacio :
Tus ojos, tu pelo, tu cuello, tus hombros,
tus senos perfectos y tu vientre llano,
tu ombligo, tu espalda, la piel de tus glúteos,
tus piernas de diosa, y tus pies descalzos,
uno a uno sienten mis caricias nuevas,
y el fuego que se hace hoguera en mis labios;
me hierve la sangre al entrar en tu cuerpo,
donde quiero siempre vivir atrapado,
anclar firmemente mi barca en tu puerto,
y en tus atolones morir encallado…
Contemplo una lluvia de estrellas fugaces,
que muestran que el cielo, de pronto ha estallado,
escucho campanas repicando a gloria,
y aparecen nuevos universos creados;
el sol se ha encendido, aunque es medianoche,
la luna su plata a tus pies ha bajado,
piso los umbrales del jardín del cielo,
y siento que el dedo de Dios me ha tocado…
Tu piel agotada traspira perfumes
de esencias sublimes y sabores mágicos;
todavía tiembla mi amor en tu seno,
mientras acurrucas tu sien en mis brazos…
Ya abrirán mis besos, el sol de tus ojos,
volverá mi boca a morderte los labios,
hasta que me ahogue, beberé tu aliento,
para despertarte y volver a amarnos…