Sí, siempre supe que no eras para mí. Que más que amor, fue una obsesión.
Y yo lo sabía, sabía que tipo de amor era el que corría por mis venas, amor moribundo, e imposible de frenar y aún así, no me importaba.
De alguna manera sentía que esa irremediable tristeza era la que me hacía sentirte junto a mí. Pero seguía aferrada a ti, buscando mi fin en pasos agigantados.
Sabía a lo que me enfrentaba, al dejarte irrumpir de forma predestinada en mi corazón, abriéndolo tan fuerte para ti, de tal manera que si cerraba sería con más fuerza de la que se abrió, quedando atrapado tú en él.
Lo sabía y no me importaba. Siempre lo sabré, que te pertenezco sólo a ti aunque termine ahogándome entre tus recuerdos, creando encuentros y conversaciones imaginarias.
Lo sabía, lo sé y lo sabré.
Hasta siempre dulce amor.