Alguna vez después de mojar las servilletas,
Y diluir la azúcar, solo después de diluirla,
pensé en tu sonrisa que estalla con gran ímpetu,
como ácidos mangos en los dientes vírgenes.
Alguna vez después de achicar los días,
pareces llegar a punto de correr,
y las partes separadas se hacen favoritas.
y las partes separadas no se consideran ser más.
Alguna vez después no existías,
ni moldeabas tus pasos,
y tus huellas sin fines de semana,
me hacen un estornudo que yace en un charco en una semana soleada.
Humberto Velásquez Jiménez
30/06/2015
12:19 p.m.
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