En esta noche de septiembre, me desvela tu recuerdo
32 horas de insomnio proyectando tu mirada
tus solemnes ojos azules en el aire.
Recordando tu voz, esa voz hermosa,
majestuosa, imborrable
una melodía que supera todos los sonidos terrenales.
Entre sollozos y lágrimas
que caen tímidas sobre mis mejillas
pienso en tu presencia,
en la manera que transitabas esta vida.
Quizás lo hacías de una forma desordenada,
tal vez eso conllevó tu ausencia.
¿Sabes qué?
A veces pienso que fue necesaria tu partida,
Se dice que sufrías bastante, que necesitabas descansar
Me costó aceptarlo,
aún me cuesta admitir que ya me dejaste
pero no te culpo, y no tengo motivos para hacerlo.
Siempre supe que no naciste
para estar mucho tiempo entre nosotros, simples mortales,
no, vos sos diferente,
sos una hermosa compensación de la vida por tanto sufrimiento,
una compensación que duró mucho menos de lo debido.