Muchacha, ¿qué sería si tú fueras
una ave solitaria de alas tristes
que aunque intenten cortarlas te resistes
y a aquel que lo intentara destruyeras?
Imagina, muchacha a un campanario,
con las campanas dóciles, sumisas,
que se oponen a que el cura diga misas
o se duermen a la hora del rosario.
Figúrate que sabes que tú existes
y a pesar de ello al cielo tu ascendieras
y que al pisar su suelo convirtieras
en humo todo aquello y que persistes.
Tu no eres más que escarcha en la mañana,
un esbozo en el que germina el trigo,
el sueño que aparece a edad temprana
y en invierno serás tu mismo abrigo.
Nunca serás lo que habrías querido
-el espliego, tomillo o mejorana-,
badajo que hoy, tan libre en la campana,
se ha de quedar muy pronto sin sonido.
Muchacha sé tú misma. En esta vida
no mires ni al vecino ni al de al lado,
los consejos que el médico te ha dado
sólo han de ser tu punto de partida.
©donaciano bueno