Mi carnet de identidad
es un poquito malaje,
dice que tengo una edad
y... ¡me muero de coraje!.
Y, qué tendrá que ver con él
la edad que tengo o no tengo.
Yo soy como un cascabel
y lo mismo voy que vengo.
Reprimido y amargado
no para de criticarme,
y se pone colorado cuando
a mí me ve explayarme.
Si salto sobre un charquito
se ve que le da vergüenza,
y se queda arrugadito
porque ya no llevo trenza.
Si en una tarde de feria
me compro algodón de azúcar
dice que yo no soy seria
y quiere tirarse al júcar.
Yo mentalmente le animo
pero siempre se arrepiente,
mas hoy su muerte yo ultimo
por ser tan impertinente.
En cuanto tenga un descuido
en dos lo voy a romper,
luego sin hacer ruido
pienso que lo he de moler.
Y, convertido en harina
haré con él un pastel,
¡comeré la golosina
y...¡me liberaré de él!.