A solas quisiera verte
para fundir esta mi sed,
con la tuya
permanente.
Juntar todas las estrellas,
los elementos del cielo,
todos los relámpagos,
chispas y centellas
y tenerte.
Robar la luz de los astros,
de las galaxias existentes,
y engrandecer todos los crepúsculos
y al momento de arder las azules estrellas,
poseerte.
A solas debiera verte
para saborear tu rostro
y poder decirte,
delicadas cosas
enterneciéndote.
A solas, sin que el eco de los bosques
ni las llaves del secreto,
ni los ojos del aire ni del viento,
pudieran verte.
A solas,
teniéndote,
te daría el alma
y todas las cosas que sólo ella siente,
y a veces no las dice
pero las padece.
A solas en un rincón del mundo,
en un lugar celeste,
en el verde de la selva
donde el silencio duerme,
y sin los pasos del tiempo;
podrían vernos y detenerse,
sin tener presente,
este sueño de amor
que ni la brisa celosa,
ni la bruma transparente,
mancharían un acto tan puro
tan honesto y excelente.
Allí, amor de mi vida,
allí debiera verte,
mis ojos en tus ojos,
mis dedos en tu frente,
tus cabellos en mis labios
y enloquecer de amor,
viviéndote.