Es hermosa cuando estamos en casa
En compañía de tortas fritas y mates calientes,
Para dormir o entregar adhesión es muy convincente.
Ayuda a caminar cuando estamos apenados,
Nos hace sentir que nadie ve que habitamos llorando.
Para los amigos del labrantío,
A quienes les ayuda con su plantío.
Las nubes la traen como diosa en lo alto,
Pero no para todo mundo esta deidad es un grato.
Aquel que carece de techo en el cual cobijarse,
O también aquel que tiene que salir a buscar el pan
Y para ello debe mojarse.
La sienten aquellos que no tienen más que una capota de cartón,
Aquel que no tiene un abrazo de calor y que por ser mendigo
Jamás tuvo el viento a favor.
Abecés vale la pena detenerse cuando estamos felices,
Y pedir por aquel millonario de cicatrices.
Pensemos en aquello que pedimos y hagámoslo solo si es necesario.
Pues lo que para algunos es pan para otros es quebranto.
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