Hay una vieja foto de mi infancia
donde aparece un niño que me mira,
y me pregunta si será mentira
mi adulto convocado a circunstancia.
Yo, como un padre, callo y compadezco,
porque soy Dios y sé lo que le espera.
Sé que se va a subir en la escalera
donde obligado pudro y envejezco.
Hay una foto del sesenta y uno
de un niño en el buró de su maestra
con libros de Martí, pero el detalle
está en el timbre que la foto muestra.
Lo toca el niño, dice que me calle.
Él sabe que, en el tiempo, somos uno.