Han pasado algunos años,
desde que tú partiste,
cuando por última vez
tú me dijiste…
Espérame amor mío
y nunca más volviste…
Mucho tiempo me escribiste,
después desapareciste.
Hoy acuden a mi mente
los recuerdos tristes.
Una densa niebla
mi habitación puebla,
cuando saco apolilladas
tus perfumadas cartas.
Aquellas cartas…
que me escribías en esquelas.
Hoy conservo tus recuerdos
en el baúl de los arcanos.
Dejo rodar algunas lágrimas...
lágrimas que me emocionan,
al acordarme de tus misivas,
en ellas me decías...
¡cuánto me querías!
yo te respondía...
¡cuánto yo te amaba!
El tiempo fué culpable
de truncar mis sueños…
porque tus cartitas ya no recibía…
preguntaba al cartero, día a día,
si para mí alguna carta había,
me respondía con un ¡NO! Certero...
grito que mi corazón partía.
Hoy conservo aquellas cartas,
con la letra desdibujada,
el perfume ni se percibe
y la tinta desparramada...
El tiempo inmisericorde
con ellas hizo estragos
y hoy que las vuelvo a ver
no fue posible leer
y sentí por mi garganta
bajar un amargo trago,
sintiéndome desfallecer.
Y, volví a guardar las cartas
con listón negro, atadas,
en señal de duelo...
sepultando ese gran querer
que por mi vida pasó.
Sé que de su amor...
nada me quedó.
Felina