No puedo desprenderme de la sierra,
ni olvidar el olor de aquel camino,
aun a sabiendas que mi vino,
esta entre los amargo de la tierra.
Yo sé del vino amargo, lo he bebido,
en más de una ocasión a fondo vaso,
pero también he sentido en mi regazo,
a los seres más amado que he tenido.
Yo sé vivir a solas, no escondido,
entre arrebatos torpes y dementes,
yo sé el murmullo incierto de la gente.
He aprendido la diferencia del sonido,
a caminar caminos y pendientes
y a navegar el mar contra corriente.