De aquí a unos mil años o quizás antes
el mundo dado habrá la vuelta al mundo,
serán programadores gobernantes,
lo que no habrá cambiado, los mangantes
ni el olor que destilan nauseabundo.
Penuria no ha de haber, será rareza,
todos los perros usarán tirantes,
endeudados, con votos de pobreza,
se ciscarán en la naturaleza
las flores sed tendrán de perfumantes.
Autómatas, seremos monigotes,
internet suplirá a nuestra conciencia,
hartos ya de pensar, seremos zotes,
apenas unas motas, unos motes,
esclavos al dictado de la ciencia.
Lo gracioso es que entonces no habrá coches
que, androides, volaremos con dos alas,
la luna alumbrará más por las noches,
camparán a sus anchas los fantoches
lanzando contra el viento sus bengalas.
¿Y el cerebro, tendrá un papel?. Ninguno.
Un chip hará las veces del cerebro.
Cual máquina seremos cada uno,
de hierro, de metal. Inoportuno,
a la emoción haciéndole un requiebro.
©donaciano bueno