FORTALEZA DE DIOS
Mis entrañas se conmueven
dentro de mi cuerpo como una torre
que sube hasta el cielo.
Se estremecen las paredes de mi corazón,
recorriendo las calles de mis tiernas venas.
Se me zarandea el corazón en el pecho
cuando oigo la tierna palabra
que me hace fuego, cuando el espíritu
de Dios me penetra dignamente,
y así no puedo callar: ¡Hablo contento!
Escucho sus palabras como si fueran
ecos profundos desde un pensamiento lustroso
que me adentra, por mis oídos
y quiero llenarlos de fortaleza de Dios.
Viento del norte con enseñas nuevas
y les pregunto: ¿Hasta cuándo oiré
sones del cielo?
18 de marzo de 2015
Rafael Molero Cruz
UN CHISTE
Un hombre está limpiando el cuarto de aseo, y entra la esposa y le dice: Sigue limpiando, pero no gastes tanto del limpiador multiusos, que se acabará, porque si no tendremos que enjabonarlo con salibazos.