Miro mis adentros,
y estoy vacío,
es verano y siento frío,
abre sus fauces el silencio,
y sin apuros,
va devorando mis sueños,
no puedo regresarlos,
uno a uno los resta,
yerta esta mi sangre,
cuajada por el hastío,
mudo quedó el reloj,
cansado de discurrir,
junto a mis días negros,
y no es soledad,
es ausencia que duele,
de un amor perdido,
es insano desdén,
por las cosas bellas de la vida.
Víctor Bustos Solavagione