He de estarme a la ventana del mar llorando algún fantasma,
al fin y al cabo duraré algún segundo en esta vida.
Que frío hay... jesus hernandez, que frío hay...
y lloraré en los hilos de ese aleteo.
Es que me ha quitado las alas ese raro pájaro.
¿Dónde estaré si ya ni en sus manos?
Qué actitud remordida se estiraba en mis tardes,
en ese tiempo,
tan blancas por comenzar en algo nuevo;
hoy, que en este momento,
esta inclemencia que me quita el habla y el capricho de vivir?
Estaré fijándome a esta hora en mi inofensiva playa tan azul de óleo;
en este momento que me oprime la sangre de este frío que dormita así,
como si nada.
Indolente fantasma este que nada dice,
nada hace, nada, ni si quiera su blucita de colores.
Será que en su afán de andar alvidó que no hay nunca realidad...
y cree que su labor ocupa mi dolor?...