Algún día, quizás mañana, no sé cuándo
madrugaré, te daré un beso y diré adiós
y me confesaré contigo pues que dios
ha decidido incorporarme ya a su bando.
Y te contemplaré esperando me sonrías,
te quise te diré, a fuer de ser sincero,
acuérdate de amor regar nuestro florero,
que en cada flor que permanezca tu eres mía.
No lo dudes jamás, no olvides que te espero,
pues preciso en tí cobijarme, sombra mía,
que de este fiel limón tu fuiste el limonero.
Y puesto que alzarte no puedo ya el sombrero,
a duo entonaremos el himno a la alegría
mientras muero y susurro que hoy por ti me muero.
©donaciano bueno
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