Lágrimas brotan de mis ojos,
gotas de amor que rebosan
por el dolor de perderte,
formando ríos que surcan mi cara
empapando mi estropeada almohada
cómplice y testigo de mi tristeza;
clímax del sentimiento grande y fuerte
que lleva grabado tu nombre,
vida que se escapa por la ventana de mis ojos
diluyendo en un charco amargo y cristalino,
lágrimas que son la sangre, de un amor herido,
agonizante por que ya no estas aquí.
No concibo continuar este camino sin ti,
aunque jamás lo mencione, eres mi motor,
tu compañía día a día, ha sido mi ilusión.
Siempre he contado contigo,
en los mejores momentos, cuando reímos sin parar,
tu presencia, alegró más el momento,
arrancando sonrisas y sonoras carcajadas.
Y en aquellos momentos de tristeza,
nunca faltaste a la cita, estuviste ahí,
acompañando mi dolor, por fuerte que fuera,
comprendiéndome, observando en silencio
otorgando el consuelo que tanto necesitaba.
Sin embargo, hoy... no estas más,
despierto y un gran vacío me invade,
sin ti no se que rumbo lleva mi vida,
tu lejanía causa temblores en todo mi ser.
Con la garganta seca por tu ausencia...
deambulo cansadamente por las calles,
con la esperanza de verte en la lejanía,
pareciera una broma de mal gusto,
quizá solo te escondes para ver mi sufrir,
quizá no logro entender y sea por mi bien,
sin embargo, eso es lo de menos
pues la ansiedad invade todo mi ser,
únicamente espero verte y correr a tu lado,
sentir el calor que siempre me brindas,
encontrar la paz que solo en ti encuentro,
cada minuto, cada hora, cada día si ti...
se convierte en una agonía prolongada.
¿Por qué? ¿Por qué a mi?
Yo solo quiero saber
¿Quién se robo mi pomo?
El Teporocho ®