RENUNCIAR
Eche mis sueños a volar,
pero al ser objetivo del odio he perdido altura,
las alas de mis sueños se han ido desplumando
y por ello a ellos he debido renunciar.
Ser consecuente sin reciprocidad,
ser coherente a los sentimientos y al amor,
ser amable he indulgente ante el trato displicente
y sintiendo miradas con deliberada indiferencia.
Si pudiera renunciar sin tener que denunciar,
si pudiera ignorar el odio y mi consecuente pesar,
si pudiera renunciar a todo sin nada que esperar,
me convertiría en uno más viviendo sin despertar.
He vivido retando mi ignorancia,
descubriendo nuevas hojas en las ramas,
disfrutando el colorido de las flores
y nutriendo mis sentidos.
Queriendo renunciar a la impaciencia,
deseando conquistar mi trascendencia
y ahogándome entre letras,
encuentro en la poesía algunos frutos a mi carencia.
Soy como una gota de agua nacida en un manantial,
fluyendo en un riachuelo
y sintiéndome estancado en un charco
que me priva llegar al mar.
Soy como un ave deseando volar
y poseer el plumaje que me impulse,
que me permita navegar
y solo me descubro viajando en mi imaginación.
El resultado de mi experiencia en lo exterior,
me ha llevado a descubrir en mi interior,
herramientas que me llenan de pasión
hallando en la poesía el desahogo y sanación a mi dolor.
He sido en su momento
cada uno de los cuatro elementos,
he volado como ave en el viento,
he empapado como la lluvia,
he ardido como el fuego que acobija
y ahora me siento como polvo en tierra árida,
teniendo que renunciar a sueños, deseos y recuerdos.
Son momentos como estos,
los que me hacen desear liberarme de ataduras,
de dolor, de penas, de preocupaciones
y asi volar lejos, flotar en el aire,
libre, sin límites ni pesos que cargar,
son estos los momentos en los que deseo desprenderme,
renunciando a todas mis cargas y tristezas.
EL QUIJOTE DELIRANTE