He visto calles desnudas y he olido
a las víctimas.
Callamos lo fundamental, como cuervos
bajo el cielo de una membrana infructuosa,
bajamos del cielo y perdemos la dinámica
de nuestro sempiterno terciopelo.
Ámame o échame a las fieras
el próximo invierno.
Come de mi mano o muérdeme el filtro
de mis futuros esquemas.
Yo nado en mares de mugre
y tu añoras canciones de los años 70.
Yo logro un desencuentro al mediodía
y tú ajustas con tus senos
la congestión que nos produce
la falta de erótica.
No somos nada hasta que las luces alternas
de esta ciudad corrompida y puerca
deciden cosquillear nuestros sexos venidos a menos
y así moldear un futuro mucho más carnal.