Marce lino pan y vino

ORINABA EN LA CAMA

No creo que hiciera falta a nadie en la casa,

decían que yo era muy tremendo,

que hacía muchas travesuras,

nunca estaba quieto.

Tenía miedo de mi papá,

era mejor cuando él no estaba en la casa,

sin embargo,

cuando me llevaba

yo sentía

como si una ventana se había abierto de la jaula donde estaba.

Nunca podía salir,

ni a jugar con otros niños,

y en la casa encerrado,

cuando medio me soltaban,

se despertaba esa fiera deseosa de venganza.

Confieso,

que orinaba la cama,

no sabía porque,

no quería,

pero por la mañana siempre aparecía la cama mojada

y todos querían imponerme castigo por eso:

-Si vuelves a orinar en la cama,

vas a cargar ese colchón por toda la calle,

mojado y hediondo a orine.

-No, solamente eso,

no, hay que ponerlo a cargar ese colchón,

pero desnudo.

-No en interiores.

No sé qué más cosas se les ocurría.

Tenía tanto miedo de mi papá,

no quería que él se enterara,

y mi mamá siempre me lo ocultaba,

evitaba que se encontrara conmigo,

porque a la hora que fuese,

a la hora que llegaba,

borracho,

prendido o como estuviese,

a la una de la mañana,

a las dos o las tres,

me daba correazos

por las cosas que había hecho durante el día,

solo de imaginar

que el supiese que me orinaba en la cama,

eso me daba terror,

porque sin aviso,

y sin palabras me despertaba

sobresaltado con unos correazos.