Se puede escribir Poesía de cosas que no se esconden
teniendo cosas escondidas aquí dentro del latente,
y puede llegar inspiración de tiempos de adolescente
como un amor que hoy se escribe con la madurez de un hombre:
Quiero te enteres de que eras la más bella quince añera
el día que te nombró éste corazón su irresistible amada;
para ese entonces fui tan cobarde y nunca te dije nada
de cómo te me habías robado palpitante y alma entera.
Después de transcurridos tantos años de no saberte
has aparecido como sorpresa mientras seguía yo de la mano
de la soledad que aunque acompañado sentía el amor vano
porque muy en el fondo jamás dejé de quererte.
Cuando te supe casada, pensé, se ha terminado mi suerte,
hacia dónde caminar sin Ti, sin mi muñeca adorada,
sin mi sueño más sensible, sin mi dulce ilusión si está acabada;
perdí el interés de seguir, empecé a anhelar la muerte.
Pero seguí adelante, pues el amor verdadero no descansa,
y en una conversación te dije de mis sentimientos,
Tú, quedaste anonadada en ese duro momento
y yo con aquel refrán: lo último que se pierde es la esperanza.
Ahora… estás tan mujer, sigues hermosa y no creo
que me gustes más que antes y esto que se hace más fuerte
desespera... porque al verte castigan tantas ganas de tenerte,
si tan solo supieras mujer como y cuanto te deseo.
Que quiero arrancar y asaltar tu cuerpo, hacerlo mío,
iniciar desde tu cuello y pasar como el más fino pincel
trazos y trazos con mi boca cada milímetro de tu piel;
no tienes idea de como se siente éste intenso desvarío.
Como arrebatas con solo verte y al obtener tan poco
inquieta la tristeza por la realidad de que no seas mía,
y lo lejano de Ti me atormenta, amarga y hastía;
nunca sabrás mujer, ni yo, lo que me tienes de loco.
Ya debo empalagarte…, mejor regalarte un ramo
de las más bellas flores y no tantas palabras,
que son años los que espero para que las puertas me abras
y sientas que si es verdad… de que Te Amo…
A.Maestre