LA VISIÓN DE UN SUEÑO
Tiento a tiento fui entrando
entre los brazos del aire,
y me llevó por las sombras
y por las puertas de nadie.
Y vi los pasillos tristes
y los espíritus mansos,
separados de la luz
y libres por los espacios.
Y vi el negro silencio
que vagaba solitario,
y el tiempo con sus arrugas,
carcomido y en tono pálido.
Seguí en brazos del aire
besando bellos retablos,
para borrar las tinieblas
de los llantos más amargos
dormidos entre las sombras
y por extraños barrancos.
Y salí de aquel abismo
degollando el negro pánico
y detrás de mí quedaban
aquellos piadosos llantos,
los que se oían de cerca,
los que se oían lejanos,
¡oh pobres siervos cautivos
caídos por ambos campos!
También he visto fusiles
y sangre bañando el barro
de aquel gran fusilamiento:
aquel primero de mayo.
Me dejó caer el aire
sobre la alcoba del mago
y al ver dos cuadros de Goya
y dieciséis de Picasso,
y “Las tres Gracias” de Rubens
y “La Gloria” de Tiziano,
se adentró un resplandor
iluminando los cuadros,
más diez ángeles del cosmos
sembrando celestes cantos.
La alcoba se hizo cielo
aniquilando el quebranto
para encender un edén,
aposento y paraíso,
en el lugar de los llantos.
Aquí duerme el gran poeta
que ha sido puro y profundo,
cándido, dulce y humano.
¡Qué lindas, bellas alcobas,
de aquel escritor extraño,
caminante de caminos,
de los caminos del llanto
y de las sendas sin besos
y de los caminos largos,
caminos de tantas sombras,
caminos, siempre caminos,
largos, ásperos y amargos.
Javier Rodríguez Vergara, SOTAVENTO