Amor mío, ya amanece;
una mano imposible
levanta los velos de la noche
y la orquesta matutina,
marca los sonidos exactos
que acompasarán mis horas.
Estas horas de espera
ensayando suavidades y ternuras
porque aún tengo amor mío;
tu figura erguida en mi vientre
tus manos como látigos bravos
envolviendo mis caderas
¡una bestia que embiste la autentica locura!
Llevo el alma llena de grillos
y el corazón como una guitarra ebria
desbordando con su canto los sentidos.
A lo lejos …
los coches van apurando su temprana urgencia,
la breve lluvia ha lavado el rostro de la luna
donde las mariposas urden su trama de colores más vivos
y mi memoria vaga por los sentimientos ….
Amo todos tus monstruos amor mío
navego los ríos subterráneos de tu infierno
donde instituimos nuestra patria .
En tu abrazo, alcanzo todas las flores,
los claveles del bronce, la verdina espiga del cobre
en tus palmas y tus plantas.
Deshojo con mi lengua la alta rosa de tu sangre,
cincelamos apretadas azucenas de sal sobre las sábanas,
bebo el zumo en la zarza ardiente
que nos estalla en los labios triturados
dejándonos caer en la fosa del quejido.
¡Aún nos espera la honda herida en las espinas!
luego de este desesperado pan
ungido en la deidad del vino.
Tu ígneo aliento va anidando
un ave libre entre mis alas.
Arcángel desprovisto de gloria y de santuario
Animal virginalmente salvaje.
Bestia mía...
Mi dueño y mi martirio.
Alejandrina.