Cuando te miro de lejos
te veo raro y torcido.
Cuando te miro de cerca
parecés muy distraído,
me admirás desde unos ojos
inclinados y sufridos.
Y cuando ya no te miro
te veo lo mismo siempre,
sos mi inspiracón reciente,
mis fastidios y mi hastío,
cosas que tengo en la mente
quizás más de lo debido.
Sos la obsesión de mi vida
de mi futuro y mi muerte,
salgo a la calle rendida,
combinando con la gente
que camina por la esquina
buscando dónde estarás.
Siempre que te veo lloro,
a veces sólo por dentro,
otras ves a los gritos
como las veces perdidas
que una llora de contenta,
de enamorada o prolija.
Y me pregunto afligida
el sentido de mi vida.
(¡Chan! ¡Chan!) (Música de tango)