Estoy convaleciendo,
en el nuevo hospital,
es muy linda su hija,
mi respetable señora,
no sé,
si conoce nuestra historia,
me mima y me cuida,
mi encantadora enfermera,
ayer me preguntó,
si tengo un amor,
válgame Dios,
si ella lo supiera,
y me regodeo
en la cama,
como presintiendo
un requiebro,
cuando se inclina,
con su pelo
acaricia mi piel,
y me deja sin aliento,
sus generosas ondulaciones,
son perfectas,
y tan gentiles,
como los recuerdos,
cierro mis ojos y siento,
sus fogosos cimbroneos,
con piernas de palmeras,
enredadas en mi cuerpo,
son nostalgias,
que viborean por mi mente,
quizás lo mismo,
a Usted le ocurra,
de nada soy culpable,
mi respetable señora,
solo piense,
estoy convaleciendo.
Víctor Bustos Solavagione