Buena tarde mi bien,
en este extraño momento
y como todos los días,
mi ser necesita de ti.
Te pido desde lo más profundo de mi ser
que dejes ahogarme de ti,
empalagarme de ti,
saciarme de ti,
por favor
te exhorto a que me regales un instante
que se pueda volver infinito,
en el que a tu llegada,
o al despertar,
me permitas abrazarte
tan solo tomarte, sin reclamos,
sin prejuicios, sin palabras
tan solo inundarte de mí con tu presencia
en un abrazo que sea recóndito como el mar,
de tal modo que te pueda hacer sentir la protección que me gustaría otorgarte, calor del más substancioso y sincero amor que te profeso, calma la misma que me haces sentir con tan solo tu presencia.
Un abrazo
que te diga
sin pronunciar palabras
que te quiero, te quiero ver bien,
sentir bien y en general que estés bien,
y que pueda hacértelo entender,
para que sientas que puedes cobijarte en mi
permitiéndote que nos recostemos
en aquel triste sofá
o en la orilla de la cama solitaria
de aquella recamara ultima,
y así, te olvides de todo,
te deshagas por un momento de tus temores,
tus dudas, tus pesares y tan solo
encuentres paz tanta que decidas descansar,
recostarte o simplemente dormir
de forma placida
desatándote, haciéndote libre
para disfrutar un instante
que deseo se vuelva infinito.