Nunca tuve mar,
nunca toqué sus aguas,
nunca en su inmensidad
llegue a sentirme inundada.
Nunca tuve mar,
solo desiertos en mi alma,
solo tempestades
que me hacían llorar de más.
No tengo mar,
nunca tuve fuerzas
para navegar,
mis sueños solo me llevaban
al cielo zurcar,
entre nubes de algodones
quise mi residencia fincar
y más tardé en edificarla
a que se me empezara
a derrumbar.
Y nunca tuve mar...
nunca sentí el calor de una ola,
nunca puse mis sueños
en su encanto,
caminaba siempre
derramando llanto
y en la ardiente arena
deje todo mi quebranto.
Y mis pies
empezaron a sangrar,
porque nunca para mí
fue el inmenso mar.
YOLANDA BARRY.