No niego que te amo,
no niego que te extrañó.
Lejanía tuya,
lejanía mía.
Soy río, que en mi caudal
invita a regar toda tu llanura,
a hermosear la tersura de tu pampa
donde es mi ser el que la acampa.
Inundando de placeres tu extensión,
irrigando cada poro de tu ser,
cada parte de tu alma
y las arterias que fluyen al corazón;
las mismas que hacen el bien querer,
donde mis anhelos
se complacen de tu bien,
en ansias compartidas
y regadas con el agua que da vida,
en la esperanza y la alegría
de tu magia en mi vertida
No niego que te amo,
no niego que te extraño.