La vida le quitó tanto
y la fue llenando de crueldad,
le cambió la risa por el llanto
aniquilando su felicidad.
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La vida le negó tantas cosas
con cruel y fiero ensañamiento
le hizo la existencia tormentosa
multiplicándole el sufrimiento.
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Sufrió callada, nadie lo sabía,
por eso nunca estuvo sonriente
el amor de su vida no le correspondía
y ese desprecio la hirió de muerte.
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Y una tarde, una como tantas,
aprovechando que estaba sola
amarró un nudo en su garganta
y luego se asfixio con una soga.
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¡Ay veinteañera atormentada!
tu muerte nos causó gran desconcierto
tu alma al sentirse liberada
nos mostró el cadáver con los ojos abiertos.
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La vida le negó tantas cosas
porque siempre fue incomprendida
y al final de forma aparatosa
ella también se negó a la vida.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela