Me hace falta no dormir
Un par de noches,
Para acostumbrarme
a no soñar.
Y me hace falta acostarme
con las medias puestas,
Para olvidar los planes
De escribirnos con los pies.
Me hace falta no ser testigo,
Cuando cada día venga el alba
Con el canto de esos pájaros,
Que me recuerdan tu voz.
Y me hace falta perder
El miedo creciente de la noche;
La que se acerca con el frío
De la impaciencia y del derroche.
Me hace falta no tener tiempo.
Que no me sobre nada, siquiera para un suspiro.
Y así, no me quepan lamentos
Entrecortados por tu nombre.
Y me hace falta olvidar
De cómo era yo misma
Cuando viajaba a tu lado;
Me hace falta alzar anclas... volver al mar.
(Socorro Maria Lopes)