Txema Anguera

Sin pararse a pensar.

Tal vez fué, su intuición temererária, la que le hizo mirar,

hacia donde ella estaba, sin pararse a pensar,

que al cruzar las miradas, provocaba al azar.

Que invocaba a los dioses del bien y del mal,

que formaba un ciclón a la orilla del mar,

que rompía las normas de lo establecidamente," normal".

 

...y  no hubieron, ni reglas, ni espacios, ni edad.