Venía por la calle con un niño entre los brazos
casi cayéndose, al límite de todas sus fuerzas
poco a poco el niño se escapaba de sus manos
pedía socorro a gritos, más nadie la escuchaba
Llegué justo a tiempo para sujetar al niño
más no pude impedir que al suelo rodara
me miró con su rostro impregnado en llanto
rogándome que a su hijo para siempre cuidara
Dejando al niño en el suelo la cogí en mis brazos
prometiéndole que al niño nunca lo abandonaría
ella me dedicó una sonrisa, me dió un abrazo
con un último suspiro entre mis brazos moría
Esperé a la ambulancia que a la madre recogía
y subiéndome a ella a la madre acompañaba
entonces me dí cuenta que el niño una carta traía
al leerla recordé a la mujer que un día abandonara
Solo fue una noche la que estuvo entre mis brazos
mientras para mi fue una aventura normal, corriente
para ella fuí el hombre de su vida en el cual quedó preso
su corazón bueno y sencillo, de bella mujer ardiente
Era mi hijo el niño que tenía entre mis brazos
aquella mujer con su vida mis errores pagaba
aunque estaba muerta le di un fuerte abrazo
rezando por ella a Dios, para que me perdonara
Nunca hubo en el pueblo una tumba más bella
ya nunca me casé pagando en penitencia
el daño que un día hice a la mujer aquella
ese fue mi castigo, yo me dicté la sentencia