Quizás no tenga un gran castillo, un corcel y mucho menos una carroza para conquistarte,
pero tengo un imperio de sentimientos de galoparan junto al tiempo y te transportarán a una nueva dimensión donde existe el amor de tu y yo.
No tengo grandes joyas de oro ni de plata, pero tengo un corazón puro, refinado por las lecciones de vida, tengo un suspiro y un beso para que colecciones los tesoros de mi ser.
No te prometo noches de banquetes, solo te prometo noches bajo la luna, llenas de alegría y felicidad,
donde tu belleza hará cantar los búhos, los grillos y los lobos y harán danzar las estrellas y mi corazón al ritmo de tu respirar.
No te prometo vestidos de lujo, encajes y bordes dorados,
solo te prometo que revestiré tu piel de caricias y amor,
que buscaré aún más allá de la luna para quererte con frenesí y sinceridad, te revestiré de vestidos de amor, sinceridad, paciencia y un poco de locura.
Quizás te quedes, quizás te vayas, quizás me aceptes, quizás me rechaces,
pero compondré un poema más para alagar y lograr mirar tu mirada de amor o desprecio;
lograr contemplar una vez más tu rostro, con una gran sonrisa o el ceño fruncido, entonces entenderé que una princesa merece algo más allá que un simple poeta que intenta inmortalizar las letras…
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