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Se contempla el más puro roce,
y yo, escucho a las doce,
un repique campanario,
desde que cantó el canario,
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y la fiebre de pasiones se vive,
desde hoy como en desvive,
se torna a rojo color,
la fiebre de pasiones en amor,
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y no se halla imprudencia,
en la forma en que se ama,
porque hoy se sabe que desama,
la infortuna luna dando su inocencia,
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se fuga un beso en señal por pasión,
cuando arde la gran emoción,
de amarte bajo las sombras de ese sol,
como el gran peligro del parasol,
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que aún quema en la ardiente mirada,
porque se llena de fiebre de pasiones fundada,
con la plena eternidad en los ojos,
por la mirada transparente y en silencios.
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