Hugo Emilio Ocanto

Alejarme por unos días - (Relato) -GRABADO-

Alejarme por unos días

ha sido necesario hacerlo.

Por cuestiones un poco de salud,

y otra por refacciones del departamento.

Referente a la salud,

el hecho de estar mucho tiempo

delante de la computadora,

me trajo un leve problema cervical.

No puedo estar sentado

horas y horas del día

delante de la computadora.

Me va a venir bien

estar algo distanciado,

aunque sinceramente,

extraño mucho la página.

Este es mi presente.

Cuando exprese en la página,

será el presente en ella.

Muchos inconvenientes

se han presentado

en estos pocos días

que llevo fuera de Poemas...

Pero no quisiera reiniciar

mi reencuentro con ustedes,

quejándome por una u otra situación.

He de hablarles de un sueño.

Dicen que los sueños,

sueños son.

Pero yo lo he vivido

tan profundamente,

que, por segunda vez

en mi vida, quisiera que

nunca se fuese de mi mente

y mi alma, lo que he sentido

a través de este sueño.

Conocemos a través de imágenes

el rostro de Jesús.

Soñé con Él, un muy breve sueño.

Estaba  ya acostado

a la una de la mañana.

Me dormí, soñé que Jesús

entró a mi habitación,

ésta se encontraba a media luz,

puesto que estaba encendido el velador.

Se acercó a mi cama,

me miró fijamente

con sus ojos piadosos.

No dejaba de mirarme.

Tenía en su cabeza

una corona de espinas.

Escuché en los pies de Él

un sonido que sonaba a líquido.

Era sangre... la toqué,

y su color se fue diluyendo

muy lentamente, hasta que se

convirtió en agua cristalina.

Volví a mirar su rostro,

y lágrimas tenían sus ojos.

Después, los cerró.

Desperté...quedé con

una extraña sensación.

De alegría, de tristeza, de poder

responderme con exactitud...

 ¿por qué este sueño?

Pero... la verdad,

soy inmensamente feliz...

soñé con Jesús.

Él habita en mi ser.

Están aconteciendo en mi barrio

sucesos extraños.

Es mi expresión... \"extraños\"...

son los asaltos y robos.

Pero suceden.

Jesús, no nos dejes,

quédate siempre,

para estar acompañados

por tu Santo Espíritu.

He tenido la  necesidad

de relatarles lo que

acabo de hacer,

y así lo he hecho.

Hasta en mis sueños estás, Jesús.

 

Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto- 10/07/2015)