¡AMARLO!
Mi vida es un gran aliento
desde que nací
hasta el infinito del tiempo.
Porque mi hálito está hecho
de una luz perpetua
que solamente Dios es
el que me la conduce.
Resurjo desde mi nacimiento
y me vivifico durante la vida
en la veneración
de mi existencia.
¡Qué sencillez de mi ser…
ya que soy parte de Dios
para amarlo y respetarlo!
¡Qué delicada es la vida,
no deseo la incertidumbre,
quiero arrebatarla para no dudar!
1 de abril de 2015
Rafael Molero Cruz