Préstame tu corazón solo un tiempo,
por este instante que le sustraigo a la perpetuidad
quiero estar en contacto con tu genuinidad
con lo que eres, con tu intimidad, con tu pensamiento.
Déjame contemplarte sin que lo adviertas
descubrirte detalles, contornos y fronteras
bosquejos de sonrisas, armonias resumidas
belleza latente, cristal espontaneo, suavidad ancestral.
Permíteme discurrir, de incógnito, sobre tu encanto
sobre como redireccionas el aire y la luz
que se reconcentran en ti, cual vórtice animado
cuando tu presencia suspende el equilibrio de la normalidad.
Consienteme que dialogue con tu silencio
que rescate del naufragio las palabras olvidadas
para elaborar con ellas el discurso sustancial
para explicar lo inexplicable, dentro del entorno de la certidumbre.
Soy, en cuanto tu existes
Existo, en cuanto te veo o pienso
Te pienso, como cuestion sustantiva y vital
fuera de la vastedad de esta afirmación, la nada