Sigue el ritmo de la milonga
que si bailar te propones
ella te lo prolonga
con suavidad y vaivenes.
Habrá una detención
para que la dama floree
mientras el bandoneón
sus giros ya le ondee.
En una vuelta fugaz
a su cuerpo acercándola
el varón sera capaz
entre los pasos ir acariciandola.
Vuelve el desplazamiento
sobre la pista encerada
gozará el encantamiento
mirando la muchachada.
Terminado una vez
el baile de la milonga,
vuélvelo de revés
para seguir la misma onda.