Y mi barco salía del puerto La esperanza
y en el timón llevaba su brújula de sueños
y mi barco guerrero solía ganar batallas
con solo los diparos de fusiles naranjas
y recorría océanos de risas y de cantos
y al final un botín de gaviotas danzando.
¿Cómo es que esta tormenta
insopechada y violenta
arranca la bandera destrozando su asta,
y se lleva las velas que en su mástil ataba,
para dejar mi barco tan frágil y perdido
entre aguas extrañas?
¿Dónde quedan las rutas en la carta trazadas
si la flor de los vientos ha cambiado su norte?
Las estrellas se ocultan, y la luna se apaga
y el astro que despierta en cada madrugada
condena con su fuego la existencia fortuita,
el silencio corroe la ilusión que aún palpita
y el sueño que se acaba.
Este barco guerrero perderá esta batalla
aunque lance bengalas de gardenias y rosas
y el perfume se extienda a una orilla lejana
y se pierda en la arena dónde muere la ola.