Érase ¿qué sé yo? que se era.
Nos conocimos cuando a Marte
planeaba viajar una sonda curiosa
para buscar vida en el hielo.
Nos conocimos cuando amarte
era viajar a los límites de la curiosidad
y no figuraba en mis planes más fríos.
El silencio, entonces, fue un aliado.
Pues érase, aun sin documentos,
un vividor de momentos huérfanos,
un arpegio de una sola nota;
...o eso podría parecer.
No distinguía, por no conocido,
otros amores que no lo fueran.
Encerrado en mi cómoda vida
andaba perdido por la pueril inocencia
que concede la ignorancia a Peter Pan.
Esas cosas que uno aprende viviéndolas
con el atrevimiento que otorga lo ignorado.
Érase ¿qué sé yo? que se era
Alguien que parecía, eso sí...
no lo niego;
alguien que parecía ser,
pero no lo era.
Los cuentos tienen un final feliz,
mejor así,
y fin