Déjame ser el que acaricie tu piel
El que calma la sed de tus labios,
El que alimente tu pasión de juventud
El que abrigue tu cuerpo con el mío,
Sin dejar de humedecer tus labios
Y amarlos sin temor,
Enamorados, como dos adolecentes
Sin hablar nos miramos,
Sin saber cómo en pesamos
Pensando morbos por primera vez,
Nos acariciamos, temblorosos
Totalmente enamorados,
Un silencio quedo en ese momento
Cuando lentamente nos despojamos,
De lo que cubrían nuestros cuerpos
Que por los poros salía vapor,
Por el calor interior
Que corría en nuestra sangre,
No mires así que aumentas mis deseos
No apagues la luz porque tu cuerpo lo deseo,
Que me gustas tanto, que me voy a enajenar
Si me besas no me separaré,
Y nos embriagaremos en pasión
Con el trago del amor y perderemos la cabeza,
Pasará la noche
Y nos encontrara el sol,
Desnudos recubierto de efusión
Donde nuestro corazón entregará todo su amor,
Con el alma tu y yo
Hasta mojarnos en sudor,
Sea lo que sea, mi delito es amarte con el corazón
Besarte hasta que entramos en calor,
Y desenfrenadamente hacemos el amor
Pediré que seas tú mi juez,
Para que me juzgues con amor
Y me encarceles en tu corazón,
Y el carcelero sea tu alma donde nace la vehemencia
Tú eres la única que no mescla el amor con fantasía,
La única que después de amarlos, me abrazas
Besas mis manos, recostando tu cabeza en mi pecho,
Y me dices que me amas y me entregas tus mejores momentos
Despierto al amanecer, extraño tu cuerpo,
No se estar lejos por un momento, de tu amor
Solo sé que es una bendición de Dios,
Tenerte a mi lado
Donde en mi vida abres
Una ilusión nueva, de amor,
Guardo un ramo de ilusiones
Que revienta mi pecho,
Para dártela mi corazón
Y ser cada día tu compañero.
Autor eco del alma
Derechos reservados
Antofagasta, 29, 06, 2015