A veces voy a un mundo tan abstracto,
Que mi imaginación ya no tiene descripción,
Donde el tacto deja de ser tacto,
Y mi único artefacto es la emoción.
Mi cerebro ha armado de la inspiración un pacto,
Las estrías de mi ser me vuelven a la demencia,
La razón queda de lado, mi talento queda intacto,
Y a veces me retracto de mi propia elocuencia.
Visualizo cosas que nunca imaginarías,
Que me escapo de los días pero jamás de las prosas,
Que me quito las espinas pero seguirán las rosas,
El sentido quizás en el fondo se perdería.
De la fórmula perfecta, de las nuevas realidades,
Es mi secta, mi condena, el camino del desquicio,
Que nadie me separará de mis habilidades,
Es el zafiro más puro y menos inicuo vicio.
La bandera del poeta, su imagen de asesino,
Que su sable y raciocinio clavan el corazón,
Soy un ser de otro mundo, cundo el verso fino,
Soy vecino, oriundo del planeta inspiración.